Aunque la arquitectura andalusí se asentó sobre la tradición romano-visigoda y aportó los
elementos más típicos del mundo islámico: arcos, cubiertas y la rica ornamentación basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos.
La
gran mezquita de Córdoba es la obra emblemática de al-Ándalus. Su construcción comenzó a mediados del siglo VIII, en tiempos del emir
Abd-al-Rahman I, y más tarde sería objeto de sucesivas ampliaciones. Las partes más brillantes datan del siglo X, sobre todo de tiempos del califa
al-Hakam II, en cuya época se construyó el espectacular
mihrab, caracterizado por la riqueza de los materiales empleados (en particular, los mármoles), por la original solución constructiva de las originales bóvedas de nervios y, finalmente, por la impresionante fantasía decorativa que lo acompaña.
Muy importante fue, asimismo, la impresionante
ciudad-palacio de Madinat al-Zahra, edificada en tiempos de
Abd-al-Rahman III. Para su construcción se trajeron materiales de diversos lugares, como el norte de África, de donde procedía el mármol.
Madinat al-Zahra albergaba, en su parte superior, una serie de palacios; en la zona media, jardines y vergeles, y en la parte inferior, la mezquita mayor y las viviendas de los servidores de palacio. Desafortunadamente, durante la guerra civil que precedió a la desaparición del califato,
Madinat al-Zahra fue destruida.
También hay buenos ejemplos del arte musulmán fuera de Córdoba, como la mezquita toledana de Bib al-Mardom, posteriormente convertida en la iglesia del
Cristo de la Luz.
Otros ejemplos esenciales de la arquitectura en Al-Ándalus son el Palacio de la
Aljaferíaen Zaragoza, del período almorávide, la
torre de la Giralda en Sevilla, de tiempos
almohades, y sobre todo, el palacio granadino de la
Alhambra, obra cumbre de los nazaríes. Exponente de la potencia económica y el brillo cultural del reino nazarí es un recinto fortificado que reúne en un mismo conjunto, un palacio oficial con funciones administrativas, un palacio privado, la residencia del monarca y amplias zonas de ocio. La
Alhambra sobresale por su fantasía ornamental así como la conjunción entre arquitectura y entorno natural.
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