Petjades d'homínids trobades a Tanzània
"Hace 3,75 millones de años, tres homínidos, probablemente de la misma especie que Lucy, pasaron por las proximidades del volcán Sadimán (Tanzania), que aquellos días escupía cenizas que se depositaban en el suelo. Había llovido, y el polvillo del volcán se convirtió en una especie de cemento blando en el que se marcaron las huellas de varios animales, incluidos esos tres homínidos. 'Un individuo grande, probablemente macho, se dirigía lentamente hacia el norte. Tras el partió un individuo menor que, por alguna razón, anduvo sobre las pisadas del primer individuo. Otro más joven saltaba a su lado, y en un punto se volvió para mirar a su izquierda. El sol coció muy pronto las huellas y las convirtió en impresiones en roca dura'. Así reconstruye aquel instante de la larga historia de los ancestros del hombre Richard Leakey, el hijo de la mujer (Mary Leakey) que en 1976 descubrió el rastro de Laetoli. El rastro conservado tiene medio centenar de metros, y los numerosos estudios que se han hecho de esas pisadas han dado mucha información (incluso hay científicos que opinan que sólo caminaron dos seres). Un individuo, el grande, mediría unos 140 centímetros; el pequeño, 120. Lo más importante es que aquellos homínidos ya caminaban como nosotros (y ningún otro primate actual lo hace). No es el cerebro, como muchos preferían, ni siquiera la utilización diestra de las manos lo que marca la diferencia entre humanos y monos. Es el caminar erguido sobre las extremidades inferiores el principal rasgo distintivo que los paleontólogos actuales buscan en los fósiles para incluir a un primate en la familia de los homínidos o dejarlo fuera, en el grupo de los monos. Y el rastro en las cenizas del volcán Sadimán fue y sigue siendo un hito. 'Son las pisadas más antiguas de antepasados del hombre', comentó Mary Leakey".
Alicia Rivera, El País Semanal
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