El Partenón es el templo que la ciudad de Atenas levanta a su diosa protectora Atenea. El lugar elegido es el punto más alto de la Acrópolis, colina rocosa que se levanta en medio de la llanura Ática y que, desde hacía siglos, era considerada por los atenienses como el lugar sagrado y dedicado principalmente al culto de sus dioses.
La construcción se inició el año 447 a.c. y fue encomendada a los arquitectos Ictinos y Calicrates. Fidias, amigo personal de Pericles, tuvo en él un papel relevante, pues, además de la supervisión de todas las obras de la Acrópolis, se encargó de la decoración escultórica del templo. En el año 438 a.c., durante las fiestas de las Grandes Panateneas, el nuevo templo fue consagrado a la diosa, al mismo tiempo que la gran estatua de Athenea Parthenos, obra también de Fidias, aunque las esculturas de los frontones no fueron terminadas completamente hasta el 432 a.c.
El edificio atravesó a lo largo de la historia, en siglos posteriores, situaciones muy diversas. Se utilizó como iglesia cristiana, como mezquita, como residencia, como polvorín y fue destrozado y expoliado en muchos momentos, por lo que ha llegado a nosotros muy deteriorado. Sólo a partir de la Independencia de Grecia, en el siglo XIX, se inicia la preocupación por su conservación.
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