domingo, 14 de noviembre de 2010

El camino de Santiago

El camino de Santiago

Autores:
-         Aurora Ruíz Mateos
-         Daniel Abad Rossi



1.    La peregrinación y los peregrinos

a) El culto a los santos y las peregrinaciones


La peregrinación es algo constante en la vida del hombre, que se acerca a lugares relacionados con sus héroes o sus dioses para rendirles homenaje y en busca de poderes mágicos que en ellos se manifiesta.
La peregrinación cristiana venera a sus santos y mártires y los lugares donde transcurrió la vida de su fundador Jesucristo.
El culto a los mártires se inicia en el siglo II, éste hará que surjan los “martyria”, para dar cobijo a sus restos. Este culto a los mártires se extenderá a los santos. Ambos, mártires y santos serán los intermediarios de los hombres ante el padre. Sus lugares de enterramiento como donde se veneran sus reliquias, son lugares privilegiados de culto cristiano. A esto se añade la creencia de que en ellos se producían milagros se extiende al calor de la peregrinación.
La creación de Constantinopla (la nueva Roma) necesitaba reliquias para sus santuarios. Se trasladan entonces restos de santos y mártires (práctica hasta entonces prohibida) por todo occidente y oriente. Por este motivo las reliquias, no sólo acabarían dividiéndose sino que llegarían a venderse, formándose con ellas un gran tráfico en la Edad Media. Contar con estas reliquias suponía un incremento de los ingresos que se derivaban de los peregrinos..
Las tres grandes peregrinaciones de la Edad Media se dirigían a Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela.


b) El Apóstol Santiago y el hallazgo legendario de su tumba

Santiago aparece por 1ª vez invocado como patrón de Hispania en un himno litúrgico dedicado al rey asturiano Mauregato (783-788) que se atribuye a Beato de Liébana.
Reinando Alfonso II de Asturias (792-842) aparecerá en sus territorios, que incluían Galicia, la tumba del apóstol.
Pelayo, un eremita de las inmediaciones de la iglesia de San Félix de Solobio, tuvo la revelación de que en el lugar donde los fieles veían señales luminosas se encontraban los restos de Santiago. Allí se dirigió Teodomiro, obispo de Iria Flavia, y allí encontraron la tumba. Lugar que, a partir de entonces, comenzó a conocerse como “Campus Stellae” (Compostela).
Comunicada la noticia a Alfonso II, éste mandó construir una iglesia sobre la tumba del Apóstol (en el estilo del prerrománico asturiano) y, próximas a ella, otra a San Juan Bautista, al Salvador, a San Pedro y a San Juan Evangelista. En torno a ellas ira creciendo un burgo que será el inicio de la futura ciudad de Santiago de Compostela.
Todos estos hechos aparecen narrados en un documento del año 1077, fecha tardía en relación con la aparición de la tumba (s. IX), conocido con el nombre de la “Concordia de Antealtares”.
La relación de Santiago con Hispania aparece ya en un texto de finales del siglo VI, el “Breviario de los apóstoles”, donde se atribuye a cada Apóstol la región la que había predicado el mensaje del Maestro. A partir de esa fecha se multiplican las referencias:
-          Inscripción en la iglesia de Santa María de Mérida (2ª mitad s. VII)
-          Tratado “De orto et obitu patrum” de San Isidoro de Sevilla.

            Afianzada esta idea y teniendo presente la necesidad del reino astur, que se consideraba heredero del reino visigodo, de buscar signos de identidad frente a la iglesia toledana y a su resistencia al Islam, parece lógico que apareciera en sus territorios el sepulcro. Precisamente en Iria Flavia –Padrón- la sede episcopal del noroeste que no había sido interrumpida por el poder islámico.

            Santiago fue el primer Apóstol que sufrió martirio, siendo decapitado por Herodes Agripa. El traslado de su cuerpo a España aparece narrado en la “Pseudoepístola de León, patriarca de Jerusalén”, cuya redacción más antigua pertenece al siglo IX o principios del s. X.

            Entre los muchos milagros atribuidos a Santiago, el “Codees Calistino” narra la ayuda de las tropas de Fernando I de León en la conquista de Coimbra. Fue así como surge la representación de Santiago como caballero, popularizado como “Santiago matamoros”, que se consagró en la legendaria batalla de Clavijo.
            La peregrinación jacobea dio origen a la imagen de Santiago Peregrino que, si bien al principio sólo llevaba la concha o venera, en el s. XIII aparece ya con la indumentaria completa propia de los peregrinos.
            Tanto el Santiago matamoros como el peregrino fueron modelos que encarnaron prototipos del mundo medieval:
-          El hombre peregrino en la Tierra.
-          El caballero que defiende ideales cristianos.


            c) La peregrinación a la tumba del Apóstol Santiago


            En los siglos IX y X  la peregrinación tuvo una dimensión local, pero pronto adquirió un rango internacional.
            Factores que intervinieron en su consideración:
1.      Aparece en el reino astur, núcleo de resistencia al poder islámico. Santiago mostraba su predilección por la comunidad cristiana que combatía al Islam, frente a la iglesia toledana donde había surgido la herejía “Adopcionista” al defender el arzobispo Elipando que Cristo por su naturaleza, era hijo adoptivo de Dios. Precisamente el reino astur, mediante el Beato de Liébano, se enfrenta al obispo de Toledo para terminar con la herejía. Esta situación de conflicto se pone de manifiesto después del concilio de Frankfort (794 d.C.)
2.      La peregrinación a Roma atraviesa malos momentos. La Iglesia quiere reformas profundas ante la relajación de costumbres y no quiere injerencias de los poderes civiles.
3.      La peregrinación a los Santos Lugares, aun teniendo presente la gesta de las cruzadas, suponía un riesgo para el peregrino occidental, además el viaje resultaba el triple de caro que viajar a Galicia.
4.      Apertura de los reinos cristianos al norte de Europa.
5.      Expansión demográfica de Europa.
6.      Los reinos de Taifas tras la caída del Califato pagan tributos a los reinos del norte lo que supone un súbito enriquecimiento que atrae población. Las gentes que llegaban de más allá de los Pirineos se les llamaba francos e intervinieron activamente en el desarrollo del comercio y la industria que hacía crecer las villas y pueblos.
7.      Llegada de los monjes de Cluny a la península. Al ser elegido Papa en 1119 d.C. el abad de Cluny Guido de Borgoña, bajo el nombre de Calixto II que apoyó la peregrinación.


            d) La peregrinación de Santiago en las fuentes escritas

            A mediados del s. XII aparece el “Codex Calixtinus  (se atribuye al Papa Calisto II). Consta de 5 libros:
1.      Sermones y textos para la liturgia de Santiago.
2.      Veintidós milagros hechos por Santiago en distintos lugares de Europa.
3.      Narra la traslación del cuerpo del Apóstol a Bisria.
4.      Revelación de Santiago a Carlomagno del lugar donde se encontraba su tumba.
5.      “Liber peregrinationes”, guía de viaje con los itinerarios, las jornadas de camino, los hospitales que daban acogida, las posibles visitas de sepulcros de santos, descripción de gentes y tierras por donde discurría el camino.

            Un códice del siglo XIII de la catedral de Zaragoza recoge la aparición de la Virgen a Santiago sobre un “pilar” (dando origen a la advocación de la Virgen del Pilar).


           
            e) Los peregrinos

            Se calcula que entre los siglos XI al XIII peregrinaron anualmente entre 250.000 y 500.000 peregrinos. La motivación fue el hecho religioso, pero hubo otros tipos:
1.      Peregrino por devoción: el camino como mortificación y ascesis hacia su último destino.
2.      Peregrino por enfermedad en busca de curación.
3.      Peregrino por promesa para dar gracias.
4.      Caballeros peregrinos: peregrinaban con su ejército propio, pasando la motivación religiosa a un 2º plano.
5.      Peregrinos por deleite, conocer nuevas culturas y costumbres para espíritus cultos y viajeros.
6.      Peregrinos por delegación, sobre toco de voluntades de difuntos que piden que alguien peregrine en su nombre para beneficio de su alma. O también para pedir el fin de una sequía, plaga, epidemia, etc. Había gente que peregrinaba a Santiago a cambio de una compensación económica.
7.      Peregrinos condenados: como cumplimiento de una pena canónica, tanto a clérigos como laicos (ejemplo por cometer adulterio).
8.      Peregrinos disfrazados, baje esa apariencia se ocultaban, vagabundos, buscavidas, delincuentes, bandidos, criminales, etc.



2.    Hacia la tumba del Apóstol

a)    El preámbulo de la peregrinación

            El peregrino antes de iniciar el viaje se informaba sobre las condiciones del trayecto, clima, topografía, pernoctación, alimentos, peligros, etc.
            Los medios económicos condicionaban también el viaje.
            El “Liber Peregrinationis”, quinto libro del “Calixtinus”, se convirtió en la primera guía turística del peregrino santiaguista.
            Una de las mayores fuentes de información eran los propios antiguos peregrinos que una vez realizado el viaje se organizaban en cofradías, lo que les daba un cierto prestigio entre sus vecinos.
            El peregrino se proveía de cartas de recomendación y salvoconductos que atestiguasen una condición de tal y le evitase pagar peajes y tributos de tránsito.
            Solían hacer el viaje entre primavera y otoño, y en grupo. Al frente de ellos podía ir un clérigo o monje. Solían reunirse peregrinos de una localidad o localidades cercanas.
            El viaje lo hacían a pie aunque llevaban un jumento para la carga, si lo hacían a caballo la entrada al menos la hacían andando.
            La indumentaria característica constaba:
1.      Abrigo con esclavina para el frío.
2.      Sombrero de ala ancha (sol y lluvia).
3.      Buenos zapatos.
4.      La esportilla (piel para guardar las vituallas. Sobre ella se colocaba una de las veneras).
5.      El bordón (palo largo donde iba colgada la calabaza con agua o vino).
6.      La venera (símbolo de las buenas obras, origen en uno de los milagros narrados en el “Codex  Calixtinus”.

El peregrino que visitaba los santuarios que jalonaban el camino iba colocando
en su vestido los “sellos” de peregrino para dejar constancia de su paso.
           


b) El acto de la partida

            La partida se iniciaba con una ceremonia cuya magnificencia, al igual que la de la llegada, estaba en relación con la categoría social de los peregrinos.

c) El reposo en el camino

            Si una manifestación de la caridad cristiana es asistir a quien no tiene donde reposar, su práctica generó centros de acogida que se extenderán a lo largo del territorio peninsular.
            El hospital medieval fue un lugar de acogida y reposo para todos estos pobres, desvalidos, viajeros y enfermos. De igual forma, dio lugar a los llamados “lazaretos” (dedicados al cuidado de leprosos).
            Al comienzo eran acogidos en monasterios, y en muchas ocasiones, pasaban la noche en los pórticos de las iglesias.
            En la fundación de hospitales intervinieron los distintos estamentos de la sociedad siendo numerosas las fundaciones episcopales a lo largo de la Edad Media.
            Fueron los benedictinos quienes estuvieron presentes, pero también cluniacenses y en menos medida cistercienses y agustinos.
            Entre las órdenes militares las que más actividad tuvieron en el camino fue la del Temple, Santiago y San Juan de Jerusalén.
            También numerosas fundaciones eran favorecidas por los monarcas, o la nobleza, los concejos, las personas devotas, cofradías, etc.
            Estos hospitales se mantenían con: ventas del patrimonio, generalmente rústico, limosnas.
            Las fundaciones designaban a los “hospitaleros” (matrimonios, que eran los encargados de llevar el hospital, junto con sirvientes, sobre todo mujeres).
            El número de camas variaba, los pequeños solían tener doce en recuerdo de los Apóstoles (era costumbre dormir más de una persona por cama). Había habitaciones para hombres y mujeres.
            La estancia podía ser de uno o dos días, salvo los enfermos. No era norma general dar de comer en los hospitales. Eran muy raros los hospitales con médico.



d) La llegada a Santiago

            Los peregrinos a su llegada visitaban la capilla de San Marcos que les concedía cien días de indulgencia. La noche de su llegada velaban junto a Santiago, se agrupaban por naciones, y acompañaban sus cánticos tocando instrumentos. En esta vela estallaban reyertas sangrientas con muertos y heridos dentro de la catedral.
            Los peregrinos se congregaban delante del altar de Santiago para la misa matinal. Después se iniciaba la ceremonia de las ofrendas.
            Después de confesar y comulgar, en la capilla de San Luis, se les entregaba el certificado de haber hecho la peregrinación. Otro de  los ritos realizados por los peregrinos era dar el abrazo a la imagen de Santiago.
            Las indulgencias suponían reducir sus días de estancia en el purgatorio, y por tanto llegar antes al cielo, las que se concedían en Santiago eran de distinta amplitud.
            Todos estos actos se celebraban con mayor solemnidad en el año jubilar y en las fiestas del Apóstol, que era cuando se ponía en funcionamiento el “botafumeiro” para perfumar el ambiente.
            La música en la liturgia santiaguista tuvo un protagonismo singular. El camino de Santiago sirvió de vehículo para que, definitivamente, fuese sustituido el canto hispánico o mozárabe por el gregoriano.



            3. La vida en el Camino


a) La manifestación de la religiosidad en el Camino

            Las distintas rutas que desde Europa conducían a la tumba del Apóstol estuvieron jalonadas por una serie de vírgenes, santos y santas que eran visitados por los peregrinos en su marcha hacia Santiago.
            Gran difusión tuvo en La Rioja y Castilla San Millán de la Cogolla (santo que vivió en el siglo IV y canonizado en el 1030).
            También destacan las reliquias de San Isidoro que Fernando I (1063) trasladó de Sevilla a León.
Otro santo importante fue Santo Domingo de la Calzada (1109 año de su muerte)
No podía faltar en el Camino la devoción a Cristo, los peregrinos se postraban
ante el de Burgos, también importante era la advocación dedicada a Nuestra Señora, por ejemplo en la encomienda templaria de Villasirga que veneraba a Santa María la Blanca.


b) La actividad comercial en el Camino

            El viajero tenía que cubrir una serie de necesidades para su subsistencia directamente relacionadas con el comercio.
            Adquiría los artículos de comida y los llevaba al mesón para que fuesen preparados. En los pueblos pequeños el mercado era semanal.
            La zapatería como oficio o negocio fue de los que más progresaron.
            Otro de los objetos más vendidos era la concha venera o vieira. En el siglo XII se hacían en metales que el peregrino llevaba como signo de protección.
            Los mercaderes o artesanos de un mismo oficio se reunían en cofradías. La mayor concentración de comerciantes y productos se producía en las ferias que se celebraban anualmente.
            El peregrino tenía que viajar con dinero. Dada la diversidad de monedas, se hizo necesario al “cambista” que pesaba las monedas para estimar su valor intrínseco.
           

c) Los riesgos del Camino: entre lo delictivo y la picaresca

            Los peregrinos más ingenuos fueron esquilmados por charlatanes que ofrecían indulgencias, posibilidad de venerar huesos de santos falsos, siempre a cambio de una retribución monetaria. No faltaban los falsos clérigos que cobraban por sus misas. Falsos curanderos que vendían productos de herboristería.
            Hubo salteadores violentos que llegaron incluso al asesinato.
            También había robos en las posadas, timos, etc.

d) La protección del peregrino

            Nace una especie de derecho internacional, protector del peregrino.
            Ya el Concilio de Letrán de 1123, presidido por Calixto II, contemplaba la excomunión para aquel que robase a un peregrino.
           
e) El día a día en el Camino      

            Los peregrinos también disfrutaban de lo que conlleva la vida terrenal:
1.      Ascensión a los puertos de montaña
2.      Valles y paisajes frondosos.
3.      Contemplación de iglesias, monasterios, obras de arte, etc.
El movimiento trovadoresco, intentaba sacar al peregrino de su monotonía;
Los trovadores y juglares les deleitaban con sus poemas musicales.
            También destacan lo que se denominaba “el amor comprado”, es decir la prostitución que en la época de Enrique III estaba regulada con un “ordenamiento” de 1398 en el que se establecían una serie de impuestos que debían de pagar las prostitutas.







4. El Camino de Santiago

a) Las rutas hacia el camino de Santiago

            De mediados del siglo XII data el primer itinerario, realizado por un monje benedictino de Islandia que, partiendo de un barco, llegó a Noruega y de allí a Alborg para atravesar Dinamarca por una vía de paso ya establecida en el s.X. Esto sirvió a los peregrinos para enlazar con las rutas que, por Alemania o los Países Bajos, se unían a los caminos franceses.
            La ruta alemana partía de Einsiecheln pasando por ciudades suizas como Lucerna, Berna, Friburgo, Lausana y Ginebra. Por Francia, a través del valle del Isére y del Ródano, alcanzaban Nimes para unirse al itinerario de Sain Gilles du Gard.
            La red de rutas italianas confluían hacia el Po para alcanzar el valle de Susa y pasar por los Alpes  por las puertas de Monginebro y de Moncenisio y, finalmente, por Avignon y Arlés se tomaba la vía de Toulouse.
            Los peregrinos ingleses utilizaban tres rutas:
1.      Atravesando el paso de Calais embarcando en Dover y, desde Calais,
hacían el recorrido terrestre por las vías francesas.
2.      Partiendo de Southampton hasta Bayona para tomar el camino de Santiago.
3.      Desde los puertos ingleses hasta La Coruña.

Los peregrinos franceses desde los distintos puntos del territorio llegaban a los
santuarios  que encabezaban los cuatro itinerarios que se describen en el “Liber Peregrinationis”. Tres de ellos, el de Tours que pasaba por Poitiers hacia Bordeux, el de Vezelay por Limoges y Perigueux, y el de Le Puy por Conques y por Moissac confluían hacia Ostabat para entrar en Roncesvalles. Y un cuarto, el de Saint Gilles du Gard, por Toulouse para entrar por Somport. Finalmente se unían en Puente de la Reina continuando a Santiago en una única ruta.

b) El camino

            De todos los caminos que conducían a los tres grandes centros de peregrinación medieval, los Santos Lugares, Roma y Santiago, el que con más propiedad recibe el nombre de “camino” es el conocido como Camino de Santiago o Camino Francés.
            La denominación de Camino Francés puede justificarse, por la confluencia de las rutas que se dirigían a la tumba del Apóstol en este territorio. No se puede olvidar tampoco el influjo de los monjes cluniacenses ni a su abad Guido de Borgoña (Calixto II), ni a los peregrinos franceses que acudieron en mayor número que los de otras nacionalidades.
            Dentro de la Península fueron diversas las rutas que, desde diferentes puntos, enlazaban con el Camino de Santiago:
1.      La vía portuguesa que partía de Lisboa y pasaba por Alcobaça hacia
Coimbra, Oporto y Braga, para desde Tuy alcanzar Santiago.
2.      Desde el norte surgieron vías alternativas como la de Irún por Armentia y Vitoria, o la que pasando por Oviedo se dirigía hacia Lugo por Ribadeo hacia Mondoñedo.
3.      La “Pagana”, calzada romana de la Vía de la Plata.
4.      Otra alternativa era la llevada a cabo por las rutas marítimas a través del océano Atlántico  y del mar Mediterráneo.

Entre las razones que van a determinar el “trazado del Camino” hay que destacar
el impulso regio y eclesiástico para favorecer a peregrinos y mercaderes que intervendrán en el florecimiento de lugares, villas y ciudades y que, en definitivo, será una política que aúne intereses religiosos y económicos. Su trazado discurre por la propia Calzada romana de Aquitania (que iba de Astorga a Burdeos).


c) Ciudades, villas y lugares del Camino

            Desde el siglo XI hasta principios del XIII, coincidiendo con la apertura hacia Europa, se produce una reorganización del poblamiento que, junto con el nacimiento de algunos núcleos nuevos, va a configurar el urbanismo del Camino.
            En su recorrido encontraremos ciudades de origen romano que se van a desarrollar en paralelo con él como León y Astorga. Otros núcleos urbanos como Burgos y Castrogeriz acometerán su desarrollo sobre una infraestructura de castillos defensivos.
            Los burgos o barrios con su correspondiente parroquia, formaron las villas cuyo origen puede ser monástico, eclesiástico o real como Puente la Reina o Jaca.
            Lo primero que encontraban los peregrinos al entrar por el “puerto de Somport” era el “Hospital de Santa Cristina”, del que apenas quedan restos. En relación con este lugar como paso de comerciantes y peregrinos se organizó la aldea de Canfranc, por la que se dirigían hacia Jaca; enclave fortificado que pasó a convertirse en capital del reino de Aragón y gran centro económico. Este cambio proporcionó la construcción de su catedral en el último tercio del s. XI.
            A la salida de Jaca, se encaminaban por la margen izquierda del río Aragón. Sangüesa es uno de los muchos poblamientos en torno al río Aragón, destacando la rica portada de Santa María la Real. En ella encontramos uno de los primeros ejemplos en la Península de la estatua-columna, se aprecia la influencia del pórtico real de Chartres. La iglesia de Santiago y la del Salvador junto con una serie de palacios civiles han dejado patente la importancia de la ciudad.
            Los peregrinos seguían su camino hacia Santa María de Eunate (fines s.XII), uno de los tres edificios de planta central que existen en el camino en tierras Navarras. Entre sus funciones hay que destacar la funeraria. Posiblemente tuvo como remoto modelo la rotonda del Santo Sepulcro de Jerusalén.
            Al alcanzar Puente la Reina de Navarra, los peregrinos se unían con aquellos que habían atravesado los Pirineos por Roncesvalles y posteriormente Pamplona, y seguían el Camino ya juntos hasta Santiago de Compostela.
            Estella era la siguiente parada para el peregrino, villa de poblamiento franco que desarrolló un importante centro comercial gracias al Camino. Destacan los edificios situados en la plaza de San Martín (el Hospital de San Lorenzo; la Iglesia de San Miguel; y el palacio real o de los duques de Granada, joya de la arquitectura civil románica), que junto con las alberguerías y comercios del entorno formaban el núcleo principal de la villa.
             Seguidamente se dirigían a Torres del Río donde se encontraban la iglesia del Santo Sepulcro, edificio de planta centralizada similar a Santa María de Eunate.
            El camino a su paso por Logroño atravesaba el Ebro por un puente del que nada queda. Entre sus edificaciones destacaba la de Santa María del Palacio.
            Los peregrinos se dirigían posteriormente hacia Navarrete donde la orden de San Juan de Jerusalén tuvo una encomienda y en cuyo hospital eran acogidos los peregrinos; en uno de sus capiteles se representa una comida, en clara alusión a uno de los menesteres de la Orden.
            En Nájera se funda en el s. XI el Monasterio de Santa María la Real. Para la asistencia de los peregrinos contó con varios hospitales como el de la Abadía, el de la Piedad o el de la Cadena.
            Este último dependía del Monasterio de San Millán de la Cogolla, retirado del Camino quince kilómetros. Muchos fueron los que se acercaron a él para venerar las reliquias del santo. El monasterio, llamado de arriba o de Suso, es el siglo X y tiene influencia califal. Destaca también su relicario espléndida obra de eboraria del siglo XI, en cuyos relieves se inspiró Gonzalo de Berceo para componer, en román paladino la historia de San Millán.
            Puestos nuevamente en camino, llegamos a Santo Domingo de la Calzada, ciudad que lleva el nombre de su fundador. Realizó el trazado de una calzada y un puente pétreos para hacer más fácil el camino. Por ello, es el patrón de los ingenieros de caminos. En la misma zona en la que el santo construyó los primitivos edificios se levantó la catedral y junto a ella, el hospital de Santo Domingo. En la cripta de la catedral se encuentran los restos del Santo.
            Pasado Belorado, los peregrinos se encaminaban hacia la ermita rupestre de Tosantos para postrarse ante Nuestra Señora de la Peña y continuaban su camino hacia Villafranca-Montes de Oca, donde se encuentra el Monasterio prerrománico de San Félix de Oca, y después a San Juan de Ortega, ciudad que lleva el nombre de su fundador, y donde erigió la iglesia dedicada a San Nicolás.

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