jueves, 14 de febrero de 2013

Matrimoni Arnolfini.


COMENTARIO DE "EL MATRIMONIO ARNOLFINI"



EL MATRIMONIO ARNOLFINI



Encuadre: 

Obra: El matrimonio Arnolfini. National Gallery Londres.
Autor: Jan Van Eyck (1390-1441).
Estilo: Arte Gótico. Flamenco.
Género: Pintura al óleo sobre tabla.
Cronología: Siglo XV (1434). Flandes (Brujas).
Otras obras: El retablo del cordero místico de San Bavón de Gante (junto a su hermano Huberto), Virgen del Canciller Rollín, Virgen del Canónigo Van der Paele.

Análisis: 
Se trata de un pequeño cuadro (no llega al metro de altura), pintado al óleo sobre tabla de roble. Este cuadro representa una escena que se desarrolla en una pequeña estancia. En primer plano aparecen los protagonistas de dicha escena, un hombre y una mujer en actitud solemne, cogidos de la mano. Él, descalzo, con tocado y ropajes oscuros, eleva su mano derecha, y ella, ataviada con un vestido de abundantes pliegues y cubierta con una toca blanca, deja descansar la mano que tiene libre sobre su vientre, mientras un pequeño perro nos mira desde sus pies.
Sobre ellos pende un candelabro de seis brazos con una sola vela encendida que no consigue iluminar la estancia, ya que esta función se haya encomendada a un ventanal que se abre a nuestra izquierda. Sobre el arcón bajo la ventana descansan unas piezas de fruta. Frente a la ventana, en el extremo opuesto de la estancia, aparece una cama con dosel vestida con telas de un rojo intenso y, en el último plano, un sillón adosado a la pared, del que sobresalen un par de zapatos en su parte inferior. Sobre este sillón se sitúa un rosario de hermosas cuentas de cristal y, algo más arriba, un espejo convexo parece presidir la escena, por su posición central. En él se reflejan, no sólo las figuras de sus protagonistas y la estancia en la que ésta se desarrolla, sino que también lo hacen un personaje vestido de azul, identificado por los críticos como el autor del cuadro, y un joven de rojo, situados ambos en el umbral de la puerta de entrada.



Se trata de una pintura al óleo sobre tabla, técnica muy frecuente en la pintura flamenca. De pincelada corta y precisa y de textura lisa, la línea no aparece como silueta o trazo negro aunque sí delimita de forma suave y natural los contornos. El dibujo es extraordinariamente preciso y define con minucioso detalle cada uno de los elementos que integran la composición, individualizando cada rasgo u objeto con una meticulosidad propia de un miniaturista. El modelado representa perfectamente el volumen con gradaciones de color y suaves contrastes de luz, una luz natural que penetra por una ventana situada a la izquierda pero que no produce una luz focal y dura, siendo los contrastes lumínicos muy suaves. La gama cromática es muy rica y abarca todo el espectro, desde los colores fríos (verde y azul de la indumentaria femenina) hasta los cálidos (rojo del banco, cama y dosel). Su combinación es equilibrada y transmite serenidad. No obstante, el lado derecho del cuadro concentra los colores más vivos y contrastados (rojo y verde), que resaltan la figura femenina y el lado derecho de la estancia. Esta estancia aparece en su dimensión espacial gracias a una perspectiva muy cuidada, con los muebles y el suelo en líneas de fuga. La composición es sencilla, equilibrado y responde a un eje de simetría vertical que parte de la lámpara, continúa en el espejo de la pared y termina en la figura del perro; a un lado y otro se disponen las dos figuras del cuadro, unidas a través de las manos.

Comentario:
El tema de este cuadro es un retrato de carácter privado en el que una pareja de ricos burgueses contrae matrimonio en su propio hogar. Conviene tener en cuenta que, hasta mediados del siglo XVI, la ceremonia nupcial no requería la presencia de un sacerdote, sino tan solo un juramento recíproco entre los cónyuges ante testigos. Éstos testigos aparecen reflejados en el espejo del fondo y el cuadro equivale así a un documento notarial, ya que el propio pintor coloca por encima del espejo la inscripción «Johannes de Eyck fuit hic. 1434», (Johannes de Eyck estuvo aquí, 1434).



Sin embargo, bajo la simplicidad de este tema se ocultan numerosos interrogantes, empezando por la propia identidad de los personajes. Parece que Giovanni Arnolfini, natural de Lucca, era un rico comerciante asentado en Brujas, el cual contrajo matrimonio con Giovanna Cenami, nacida en París, hija también de una rica familia de origen italiana. Ambos se integraron rápido en la sociedad flamenca y obtuvieron varios reconocimientos (él obtuvo el favor del Duque Felipe el Bueno, quién lo hizo caballero). La ceremonia se desarrolla en el interior de una casa bellamente decorada, símbolo del poder económico adquirido por este comerciante. Los ropajes de los personajes son indicativos de su posición social, ya que están hechos de ricos materiales, como Van Eyck (gracias al óleo y su gran técnica) sabe captar magistralmente. La mayoría de los elementos que pueblan la estancia son una prueba de la riqueza del joven matrimonio, como la alfombra de Anatolia.
La primera impresión es que ella está embarazada, por lo abultado del vientre, y siempre se ha explicado esto en muchos estudios del cuadro. Hoy se sabe que la familia no tuvo descendencia, por lo que también se ha sugerido que el cuadro representa una especie de conjuro o exorcismo contra su infertilidad. Pero lo más probable es que el abultamiento del vientre femenino sea sólo una falsa impresión visual por la forma de recogerse el vestido.
Es muy interesante hacer el estudio del significado simbólico del cuadro y de los numerosos elementos supuestamente triviales, pues en la pintura de Jan Van Eyck lo sagrado se manifiesta en los objetos de la vida cotidiana. Esta forma de representar los símbolos, camuflados por objetos cotidianos, es muy del gusto de los artistas del siglo XV, en un deseo de elevar lo terrenal hacia un estadio más espiritual. Así, el candelabro de seis brazos, con su vela solitaria encendida en un momento del día que no requiere su luz, simboliza a Jesucristo que todo lo ve y que con su presencia santifica el matrimonio; el perro que aparece a los pies de los esposos es el símbolo de la fidelidad que los dos se prometen en este acto; los rosarios de cristal y el espejo convexo hacen referencia a la pureza (una de las imágenes asociadas a la Virgen es la de espejo sin mancha); los frutos que hay sobre el arca y el alféizar de la ventana recuerdan el estado de inocencia de los hombres, antes de que Adán y Eva cometieran el pecado original. Lo mismo ocurre con los gestos y las actitudes de los personajes: las manos manifiestan juramento y unión matrimonial; los pies descalzos de ambos (los zuecos de ambos aparecen en distintos lugares de la alcoba) significa que pisan suelo sagrado, como es el matrimonio; el verde femenino de la mujer se asocia a la fertilidad; el rojo del lecho a la pasión.

Desde el punto de vista estilístico, el matrimonio Arnolfini posee gran parte de los elementos propios de la escuela flamenca del siglo XV. Los pintores flamencos se caracterizan por el gusto por la suntuosidad y el rico colorido, gran interés por representar la realidad, empleo exclusivo de la tabla tanto en obras religiosas (Trípticos y Polípticos) como en retratos, gran calidad en la ejecución tanto en las representaciones de los rostros como en cualquier objeto representado, ya que el artista flamenco siente interés por todo, desde un objeto hasta un rasgo humano. Así, en las figuras de los Arnolfini hallamos el gusto por los largos ropajes que se dejan caer, produciendo un sinnúmero de curvas y contracurvas. También encontramos aquí otra de las notas que caracterizan la pintura de los primitivos flamencos: gusto por la minuciosidad y por los pequeños detalles, con tendencia al naturalismo, y que es fruto del trabajo realizado por estos artistas en los códices de sus señores borgoñones. Ello se observa en la factura del perro que acompaña a los esposos o en la forma de resolver el espejo y las figuras que en él se veían. El ambiente que se recrea en esta tela es el típico de la pintura flamenca de la época, que gusta de interpretar la vida diaria en toda su dimensión religiosa, casi mística, simbólica, todo ello acentuado por el juego de luces que aporta un clima muy intimista. Por otro lado, Se perfecciona la técnica de pintura al óleo, lo que permite una minuciosidad que antes era imposible de conseguir por su secado más lento, además de la posibilidad de retocar, y también permite el empleo de veladuras (disposición de capas de pintura que transparentan las anteriores), que hace posible una mayor brillantez de colorido, mejores matices y texturas y efectos de profundidad.
La inscripción que aparece en la pared del fondo, encima del espejo convexo, rubrica de manera inequívoca la fecha en que fue realizada la obra y el autor de la misma: Jan, van Eyck, creador de la escuela llamada de los Primitivos Flamencos. Trabajaba en la corte de los Duques de Borgoña y a veces para su señor, Felipe III. Ello le dará la oportunidad de viajar a Portugal y a España, pero terminará instalando su estudio en Brujas, donde muere el 9 de julio de 1441. Este autor, junto a su hermano Huberto (del que se sabe muy poco), fueron los iniciadores de la escuela flamenca de pintura y los que perfeccionaron la técnica del óleo, en detrimento del temple, técnica utilizada durante toda la Edad Media. Ambos hicieron el Políptico del Cordero místico para la iglesia de San Bavón de Gante (donde murió Huberto). Otras obras importantes de Jan Van Eyck son la Virgen del Canciller Rollín y la Virgen del Canónigo Van der Paele. Otros grandes pintores de esta escuela son Robert Campin, Roger van der Weyden, Van der Goes, Hans Memling y El Bosco.





Contexto histórico:

El arte gótico, que es un arte típicamente burgués y ciudadano, supone el final del feudalismo y la renovación del mundo urbano y del mundo del comercio y los talleres artesanales. Durante la Baja Edad Media, algunas ciudades de los Países Bajos se transformaron en prósperos centros comerciales e industriales, y en consecuencia, a la tradicional clientela de obras de arte se añadió una adinerada burguesía, que acabó imponiendo sus gustos y preferencias. A partir del siglo XV, Flandes se convierte en uno de los principales centros pictóricos europeos, que ejerce una importante influencia en el resto de Europa. A finales del siglo XIV, Flandes queda unificada bajo dominio de los duques de Borgoña, que aportan el lujo, el refinamiento y el ceremonial de la corte a estos territorios. Se desarrolla este estilo en un momento de auge económico, por lo tanto es un arte que refleja el modo de vida tanto de la rica aristocracia como de la burguesía. Los pintores flamencos recibían encargos de retratos y trípticos religiosos destinados a los oratorios y casas particulares de los burgueses, lo que ex plica el pequeño tamaño de los cuadros.



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