El teatro.
El teatro nació en
Grecia en las fiestas en honor de Dioniso o Baco, dios del vino. Las obras
dramáticas, escritas en verso, no tenían al principio un lugar fijo para su
representación. Después se construyó un edificio excavado en una colina
aprovechando el desnivel para las gradas de los espectadores.
En las representaciones
actuaban simultáneamente sólo tres personajes, y el coro cantaba y bailaba. Los
actores eran hombres que representaban los personajes masculinos y femeninos.
Se cubrían la cara con máscaras y en los pies se ponían zapatos con alza
llamados coturnos. La estructura de los teatros permitía
recoger el sonido de tal manera que se oía perfectamente.
Todo el mundo podía
asistir a las representaciones excepto los esclavos. Parece ser que no había
ninguna ley que prohibiera a las mujeres su asistencia al teatro, pero su
presencia en él estaba mal vista. Las representaciones se prolongaban a menudo
durante todo el día, y el público se llevaba consigo la comida y la bebida,
mostraba su disconformidad con pitidos, aplaudía, pateaba, etc.: la función se
desarrollaba en un ambiente bullicioso y alegre.
En Grecia se dieron
cuatro tipos de representaciones escénicas: la tragedia, la comedia, el drama
satírico y el mimo.
La tragedia consistía en la escenificación de
argumentos serios, basados en la mitología, que representaban situaciones
humanas atemporales con las cuales los espectadores se sentían íntimamente identificados.
La comedia presentaba unos argumentos que constituían
una dura crítica a la sociedad contemporánea.
Los dramas satíricos eran unas piezas cortas que tenían como
único objetivo provocar la risa de los espectadores.
El mimo, que empezó siendo un tipo de escenificación muy popular y fue adquiriendo
con el tiempo forma literaria, combina en su temática el erotismo con la
crueldad.
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